El tarot siempre ha estado a mi alrededor de una forma o de otra y siempre me ha rondado la cabeza. Era como una mezcla fascinante de curiosidad y atracción por un lado y de miedo y misterio por otro. Yo me preguntaba cosas de este tipo: ¿cómo se leen esas cartas? ¿cómo es posible que respondan a las preguntas? ¿qué significa cada una de ellas? y me decía, leerlas debe ser complicadísimo... al tiempo que admiraba a la tarotista por su trabajo, mientras ella me dejaba con la boca abierta con la información que daba y sus predicciones.
Con el pasar de los años, nunca perdí esa curiosidad y sí el miedo que me daban las cartas, el cual se había transformando en un profundo respeto por ellas lo que me permitió acercarme al mundo del ocultismo libremente, sin prejuicios ni complejos. Hoy, el tarot está mucho más cerca de mí de lo que jamás hubiera imaginado y, sinceramente, me encanta que así sea. De la misma forma que me encantan todas las curiosidades que lo rodean y los secretos que guarda, tanto de sí mismo, como de los demás. Y cruzo los dedos para siga siendo así por mucho tiempo más.
Gracias por estar ahí.
Miguel
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